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La infección de matriz es una enfermedad frecuente en las perras adultas o de edad avanzada. Aquellas que tienen los celos más irregulares, embarazos psicológicos muy frecuentes o reciben tratamientos para inhibir el celo tienen más posibilidades de padecer la enfermedad.

Para entenderlo mejor vamos a hacer un breve repaso del ciclo sexual de la perra. Este ciclo tiene 4 partes: anestro, proestro, estro y diestro. Durante la primera fase no hay actividad sexual, la segunda son los 7-10 días que preceden al celo (estro) y la última es la fase posterior al celo que dura unos 2 meses.

Durante el diestro la perra tiene circulando en sangre una hormona llamada progesterona que estimula y prepara al útero para un posible embarazo. Es durante esta fase de diestro, cuando las infecciones son más frecuentes. Si durante el celo han entrado bacterias en la matriz de la perra, aprovechan las condiciones favorables del diestro para crecer. Esta multiplicación bacteriana desemboca en una matriz llena de pus o lo que conocemos como piómetra.

Un estudio de The Lancet Infectious Diseases está proporcionando un buen modelo de cómo los nuevos fármacos podrían desempeñar Farmacia Ortega un papel en el control e incluso la prevención de la propagación de patógenos resistentes a los medicamentos.

¿Cuándo debo sospechar que mi perra padece infección de matriz?

–          Cuando supura un flujo sanguinolento, color crema o chocolate por la vagina.

–          Si bebe más agua de lo normal pero en cambio ha perdido el apetito.

–          Si hace 1-2 meses que ha tenido el celo y la notáis apática o tristona.

Ante cualquiera de estos síntomas debéis acudir rápidamente al veterinario, ya que no en todos los casos aparecen todos, una parte de las piómetras pueden ser cerradas y el pus no sale al exterior.

Una vez diagnosticada la piómetra mediante ecografía, existe la posibilidad de dar antibiótico vía oral para intentar controlar la infección. La mayoría de las veces, a no ser que sea una piómetra abierta leve, los antibióticos no son suficientes ya que hay que darlos durante un periodo  prolongado y la infección suele volver a aparecer en el siguiente ciclo. Por todo esto, el tratamiento de elección es el quirúrgico. Antes de entrar a quirófano se estabiliza al animal con fluidoterapia y antibióticos y ya durante la operación es cuando se extrae toda la matriz (llena de pus) junto con los ovarios. Esta operación es urgente, ya que si la matriz está cerrada, puede reventar en cualquier momento dentro de la perra y provocar una peritonitis (infección abdominal) mucho más difícil de controlar.

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