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La leishmaniosis causada por el parásito L. infantum es endémica en más de 70 países del mundo y los perros son el mayor reservorio del parásito. En Europa la transmisión del parásito L. infantum está estrechamente relacionada con varias especies del género Phlebotomus.

L. infantum tiene dos etapas al largo de su vida: una de promastigote, que es la que se desarrolla dentro del mosquito (vector) y otra de amastigote, que es la que se desarrolla dentro de los macrófagos y monocitos del animal afectado.

Las manifestaciones clínicas de la infección por este parásito en el perro son variables, desde una infección subclínica crónica hasta una enfermedad que puede ser fatal. El amplio espectro de manifestaciones clínicas se debe principalmente a la diferencia en la inmunogenética de cada perro, que conduce a un cambio en la respuesta inmunitaria.

Lo que más comúnmente se puede observar en nuestros animales es: adelgazamiento, astenia, linfadenomegalia y lesiones cutáneas.

¿QUE PODEMOS HACER FRENTE A LA LEISHMANIA?

Inmunizar a nuestro perro para que tenga una respuesta adecuada frente al parásito. Esto lo podemos conseguir con la vacuna CANILEISH, que inmuniza de manera activa a perros negativos a leishmania a partir de los 6 meses de edad, así reducimos el riesgo de desarrollar una infección activa y la enfermedad clínica después del contacto con L. infantum.

Otro fármaco a nuestra disposición es el LEISGUARD, un jarabe que se debe administrar una vez al día durante 4 semanas seguidas y que nos protegerá 4 meses. También disminuye el riesgo de infección mediante la estimulación de la inmunidad celular específica.

Evitar que le pique el mosquito. Esto lo podemos llevar a cabo mediante pipetas (Advantix, Vectra 3D) o el collar SCALIBOR.

 

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